EUROPA
PRESS
17 julio
2019
El
ejercicio ofrece protección contra el Alzheimer
Los niveles más altos de actividad
física diaria pueden proteger contra el deterioro cognitivo y la neurodegeneración (pérdida de tejido cerebral) causada por
la enfermedad de Alzheimer, según investigadores del Hospital General de
Massachusetts (MGH).
En un artículo en 'JAMA Neurology',
el equipo también informa de que la reducción de los factores de riesgo
vascular puede ofrecer una protección adicional contra el Alzheimer y retrasar
la progresión de la enfermedad devastadora. Los hallazgos de este estudio se
presentarán en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer
(AAIC) en Los Ángeles.
"Uno de los hallazgos más notables de nuestro estudio
fue que una mayor actividad física no solo parecía tener efectos positivos en
la disminución del deterioro cognitivo, sino también en la disminución de la
tasa de pérdida de tejido cerebral con el tiempo en personas normales que
tenían niveles altos de placa amiloide en el cerebro",
explica Jasmeer Chhatwal,
del Departamento de Neurología de MGH.
El informe sugiere que la actividad física podría reducir el
adelgazamiento cortical relacionado con b-amiloide (Ab) y preservar la estructura de la materia gris en las
regiones del cerebro que se han relacionado con la pérdida de memoria episódica
y la neurodegeneración relacionada con el Alzheimer.
El proceso fisiopatológico del
Alzheimer comienza décadas antes de que aparezcan los síntomas clínicos y se
caracteriza por la acumulación temprana de la proteína b-amiloide.
El estudio MGH es uno de los primeros en demostrar los
efectos protectores de la actividad física y el manejo del riesgo vascular en
la etapa preclínica del Alzheimer, mientras que existe la oportunidad de
intervenir antes del inicio de una pérdida neuronal sustancial y deterioro
clínico.
"Debido a que actualmente no existen terapias que
modifiquen la enfermedad, existe una necesidad crítica de identificar posibles
factores que alteren el riesgo que podrían retrasar la progresión de la
enfermedad", señala Chhatwal.
El Harvard Aging Brain Study del MGH evaluó la
actividad física en sus participantes, 182 adultos mayores normales, incluidos
aquellos con niveles elevados de amiloide que fueron
juzgados con alto riesgo de deterioro cognitivo, a través de podómetros
colocados en la cadera que contaron el número de pasos caminados durante todo
el día.
"Los efectos beneficiosos se observaron incluso en
niveles modestos de actividad física, pero fueron más relevantes en alrededor
de 8.900 pasos, que es solo un poco menos que los 10.000 que muchos de nosotros
luchamos por lograr diariamente", señala la coautora Reisa
Sperling, directora de el Centro para la
Investigación y Tratamiento del Alzheimer, el Hospital Brigham and Women's y el Hospital General
de Massachusetts y co-investigadora principal del Harvard Aging
Brain Study.
Los enfoques de intervención que abordan los factores de
riesgo vascular junto con el ejercicio físico han agregado propiedades
beneficiosas, agrega, ya que ambos operan de manera independiente.
A través de estudios en curso, MGH está trabajando para
caracterizar otras formas de actividad física y cambios en el estilo de vida
que pueden ayudar a retardar el progreso de la enfermedad de Alzheimer.
"La acumulación de beta amiloides
y de la proteína tau ciertamente establece el escenario para el deterioro
cognitivo en una edad avanzada, pero no debemos olvidar que hay pasos que
podemos tomar ahora para reducir el riesgo en el futuro, incluso en personas
con acumulación de estos Proteínas, explica Chhatwal.
La enfermedad de Alzheimer y la aparición de deterioro cognitivo son
multifactoriales y requieren un enfoque multifactorial si esperamos cambiar su
trayectoria".